Oraciones
ORACIÓN AL SEÑOR
POR INTERCESIÓN DE SAN PÍO DE PIETRELCINA
Oh Dios,
que a San Pío de Pietrelcina,
sacerdote capuchino,
le has concedido
el insigne privilegio
de participar, de modo admirable,
de la pasión de tu Hijo:
concédeme,
por su intercesión,
La gracia de.......
que ardientemente deseo
y otórgame, sobre todo,
que yo me conforme
a la muerte de Jesús
para alcanzar después
la gloria de la resurrección.
Gloria al Padre..... (3 veces)
Nulla osta.
Manfredonia, 26 de febrero 2002
NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
O Jesús mío que dijiste "en verdad os
digo, pedid y recibiréis, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá" He
aquí que, confiado en tu Palabra divina, llamo, busco y te pido la gracia......
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Sagrado Corazón de Jesús en ti confío
O Jesús mío que dijiste:"en verdad os
digo: todo lo que pediréis a mi Padre en mi Nombre, El os lo concederá" He
aquí que, confiado en tu Palabra divina, pido al eterno Padre en tu Nombre la
gracia de....
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Sagrado Corazón de Jesús en ti confío
O
Jesús mío, que dijiste "en verdad os digo: los cielos y la tierra pasarán,
mas mis palabras
no
pasarán"... He aquí que, confiado en la infalibilidad de tu Palabra
divina, te pido la gracia....
Padre Nuestro, Ave María, Gloria Sagrado Corazón de Jesús en ti confío
O Sagrado Corazón de Jesús infinitamente
compasivo con los desgraciados, ten piedad de nosotros pobres pecadores y
concédenos las gracias que te pedimos por medio del Inmaculado Corazón de
María, nuestra tierna Madre.
San José , padre adoptivo del Sagrado Corazón de
Jesús ruega por nosotros
Nota La presente Novena la recitaba diariamente
padre Pío por todos aquellos que solicitaban sus oraciones. Se invita pues , a
los fieles a recitarla también diariamente confiando en la intercesión de San
Pío de Pietrelcina
ORACIÓN
(compuesta por Padre Pío para rezarla después de
la comunión”
Has venido a visitarme
Como Padre y como amigo
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate Señor conmigo!
Por el mundo envuelto en sombras
Soy errante peregrino
Dame tu luz y tu gracia
¡Quédate Señor conmigo!
En este precioso instante
Abrazado estoy contigo
Que esta unión nunca me falte
¡Quédate Señor conmigo!
Acompáñame en la vida
Tu presencia necesito
Sin ti desfallezco y caigo
¡Quédate Señor conmigo!
Declinando está la tarde
Voy corriendo como río al
hondo mar de la muerte.
¡Quédate Señor conmigo!
En la pena y en el gozo
Sé mi aliento mientras vivo
Hasta que muera en tus brazos
¡Quédate Señor conmigo!
Santísima
Virgen Inmaculada y Madre mía María, a ti que eres la Madre de mi Señor, la
Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza, el Refugio de los pecadores, recurro
hoy, yo que soy el más miserable de todos, te venero, o gran Reina y te
agradezco por todas las gracias me has dado hasta ahora, especialmente de
haberme librado del infierno, tantas veces merecido por mi.
Yo te amo, Señora amabilísima y por el amor que
te tengo, prometo querer servirte
siempre y hacer todo lo que pueda para que tu seas amada más por los demás.
Pongo en ti, después de Jesús, todas mis
esperanzas, toda mi salud, acéptame como tu siervo, y acógeme bajo tu manto, tú
Madre de Misericordia.
Y ya que eres tan potente a ante Dios, líbrame de
todas las tentaciones o obtenme la fuerza
de vencerlas hasta la muerte.
A ti te pido el verdadero amor a Jesucristo, de
ti espero hacer una buena muerte, Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te
ruego me ayudes siempre, pero más, en el
último momento de mi vida,. No me abandones hasta no verme salvo en el cielo,
bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad.
Así espero y que así sea.
Te encomiendo las almas del purgatorio
especialmente las más devotas del Santísimo Sacramento y de Maria Santísima. Te
encomiendo a todos los pobres pecadores. Uno, en fin, Salvador mío querido,
todos mis afectos, con los afectos de tu amorosísimo corazón y así unidos
los ofrezco a tu eterno Padre y le ruego, en tu nombre, que por amor
tuyo los acepte y los conceda.
Alabados
sean Jesús y María.
Consagración al Corazón Inmaculado de Maria.
O María
Virgen potente y Madre de misericordia, Reina del cielo y Refugio de los pecadores,
nosotros nos consagramos a tu Corazón Inmaculado, te consagramos todo nuestro
ser y toda nuestra vida, todo lo que tenemos, todo lo que amamos, todo lo que
somos, nuestros cuerpos, nuestros corazones y nuestras almas.
A ti consagramos nuestros hogares, nuestras
familias, nuestra Patria.
Nosotros
queremos que todo lo que está en nosotros, que todo lo que está alrededor de
nosotros, te pertenezca y participe en los beneficios de tu bendición maternal.
Y para que esta consagración sea verdaderamente útil y
duradera, renovamos hoy o Maria, las promesas de nuestro bautizo y las de
nuestra Primera Comunión.
Nos comprometemos
a profesar siempre con valor la verdad de la fe, a vivir como verdaderos
católicos, siguiendo plenamente sumisos a todas las directivas del Pontífice y en comunión con él. Nosotros
nos comprometemos a observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia y en
particular la santificación de de los
sacerdotes.
Nos
comprometemos también a profesar en nuestra vida, por lo que nos sea posible,
las practicas de la religión cristiana y especialmente la Santísima Comunión y
el Santo Rosario cotidiano.
Te
prometemos, en fin, o Gloriosa Madre de Dios, eterna Madre del Hombre, poner
todo nuestro corazón al servicio de tu
culto bendito para asegurar, por medio
de tu Corazón Inmaculado, el reino de tu corazón a beneficio de nuestras almas y de las de todos los
hombres, en nuestro querido País y en
todo el Universo, en la tierra como en el cielo, así sea.
Alabado sean Jesús y Maria
Señor mío Jesucristo que por el amor que tienes
por los hombres, estás noche y día en
este Sacramento todo lleno de bondad, esperando, llamando y acogiendo a
todos aquellos que vienen a visitarte, yo te creo presente en el Sacramento del
altar, te adoro desde el abismo de mi nada, te agradezco por todo el amor que
me has dado, por haberme dado a tí mismo
en este Sacramento, por haberme
dado por abogada a Maria, tu Madre y
haberme llamado a visitarte en esta Iglesia
Yo saludo hoy a tu amadísimo Corazón como
agradecimiento de este gran don, para compensarte por todas las injurias que
has recibido y adorarte en todos los lugares de la tierra donde tu,
sacramentado, estás menos reverenciado y
mas abandonado.
Jesús mío, yo te amo con todo el corazón me
arrepiento de haber disgustado tu infinita bondad, tantas veces. en el pasado.
Propongo con tu gracia ya no ofenderte en el
futuro, y en el presente, miserable como soy,
yo me consagro todo a ti, te doy, y renuncio a toda mi voluntad, los afectos, los deseos y todas mis cosas.
Desde hoy en adelante, haz de mi y de mis cosas todo lo que te gusta.
Solo te pido y quiero tu Santo amor, la perseverancia final y el cumplimiento perfecto de tu voluntad..